En la España de los años 20, el más grande de los toreros,
Antonio Villalta y la más grande las folclóricas, Carmen de Triana, viven en la
ciudad de Sevilla. Son una familia feliz que se irradia en la cara de sus
personajes y con grandes planes de futuro. Durante la corrida el torero sufre
una grave cogida y Carmen de Triana por la conmoción de la cogida rompe aguas y
tiene a su hija Carmencita, muriendo en el parto.
Relación abuela- Carmencita:
Ante la ruptura de la estructura familiar de Carmencita por
distintos hechos fortuitos en el mismo momento de su nacimiento, ésta pasa a
tener una nueva familia reconstituida con su abuela materna. La relación entre
la abuela y la nieta va más allá de la relación típica de abuelos-nietos,
figuras cuidadoras y transmisoras de
valores, se convierte sin remedio en la figura principal, la que la cuida en
sus necesidades materiales y emocionales. El papel de la abuela es fundamental en
la vida de Carmencita, a través de esa relación la niña adquiere su propia
identidad, la abuela la educa como la madre que nunca tuvo pero recordando que
su madre tiene aunque sea de forma ausente un papel importante en su vida. Vivir
estas experiencias junto a la persona que más la quiere será siempre positiva,
incluso siendo dolorosas, mejorará su
proceso de socialización.
Relación Carmencita-madrastra:
Lejos de querer usurpar la figura de una nueva madre, la
relación entre Carmencita y la perversa madrastra
es una relación llena de celos por parte de esta mujer vanidosa y envidiosa, que
la ve como una posible rival en belleza y en el amor que puede disputar frente
a su marido, por ello la rechaza y la trata mal, con el fin de conseguir el
poder en esta familia. En resumen, la malvada madrastra decidió que «muerto el
perro, se acabó la rabia».
Aprendemos imitando,
y dentro de este proceso de aprendizaje la comparación es un mecanismo sano para tener referencias
externas de otras experiencias o de formas sociales novedosas o desconocidas y
calibrar lo que estamos aprendiendo. Pero a veces la
comparación puede ser autodestructiva porque impide el aceptarse a uno
mismo. Comparándose uno no se siente
ser lo que es, sino en referencia a los demás y tiene que ser “más que”,
o se sentirá “menos que” por tener o no tener, por creer que se es o no se es.
Relación Carmencita-Antonio Villalta:
Antonio rechaza
mantener contacto alguno con la niña en el
mismo momento de su nacimiento. El dolor físico y emocional que sufre
este hombre ante un acontecimiento dramático, la muerte de su mujer, hace que
no quiera tener contacto con ella (esconde su cabeza como una avestruz), tal
vez por culparla por la muerte de su amada o bien porque el mero hecho de verla
día a día le recuerde de forma más intensa el dolor por la pérdida de su mujer,
así que Antonio también aplica el refranero español: muerto el perro se acabó
la rabia. Pero, como todo aquello que está sin solucionar busca un orden en la
vida, la relación entre ellos vuelve a fluir cuando la chica regresa a su lado.
Antonio parece perdonarse por haber renunciado al amor de su niña, recuperando
el rol de padre aportando mucha felicidad. La niña, con una actitud positiva no
pierde el tiempo en recriminar su ausencia durante toda su vida, sino que
aprovecha la segunda oportunidad que le ofrece la vida en un intento de
modificar su propio destino. Sellan una alianza que se generaliza a lo largo de
la vida de la niña.
Relación Blancanieves con los enanitos:
La relación de la chica con el enanito más joven que
suponemos que representa a mudito del cuento original, es muy fraternal por
parte de ella. El chico está enamorado de ella pero de una forma platónica. El
mayor de los hombre enanos, representado por gruñón, es un personaje como el
del cuento que vive siempre de mal humor, a ella la ve como un extraño que puede
hacer tambalear la relación que existe en esa pequeña familia compuesta por 7 miembros, que puede afectar a la consolidación
del grupo, el caso es que es el único a quien no le hace gracia la presencia de
la chica en el grupo. La pérdida de memoria es muy significativa, ante el dolor
por la muerte de su padre y de forma también traumática hace que Carmencita
olvide todo su pasado en un intento de protegerse de esa pena adquiriendo junto
a su nueva familia una nueva identidad, la de Blancanieves. Son sus nuevos
terapeutas de calle.
Podemos concluir la obra explicando la capacidad y el empeño
de la niña en buscar la felicidad, primero durante su estancia con su abuela,
luego recuperando la relación fraternal con su padre y más tarde aprovechando
el encuentro fortuito con una pandilla de hombrecitos que ella acepta y se deja
adoptar como un miembro más. El amor y la búsqueda de la felicidad son claves
en la vida de esta chica, es capaz de generar recursos propios para salir
fortalecida en situaciones complicadas. La clave está en tomarlas como un desafío que alecciona
y estimula y no como una fatalidad del destino.
El cuento de Blancanieves de los hermanos Grimm es una
narración que se corresponde con el mundo deseado, en el que sus personajes
desdichados tienen que vagar para encontrar su suerte. La situación familiar
que vive Blancanieves en el momento del cuento es muy cruda y es precisamente
la imposibilidad de soportar esa hostilidad familiar es la que obliga a romper
con lo cotidiano y a lanzarse al mundo para librar su propia aventura. En esa
aventura se relaciona con personajes extraordinarios, los 7 enanitos, que están
a disposición del personaje bueno, y cuya ayuda desaparece cuando ya han
cumplido su misión. Los cuentos transmiten que las
luchas contra las dificultades de la vida son inevitables, es parte intrínseca
de la vida humana; pero si no se huye, sino que se enfrenta a las privaciones
inesperadas, se llega a dominar los obstáculos y a ser victorioso.
Cuando llegamos al final del cuento esta chica tan luchadora
no despierta de su sueño, sigue enclaustrada en su urna de exposición, y
derrama una lágrima cuando el enanito mudito la besa, pero ¿esa lágrima que
representa?: ¿la tristeza de no poder seguir luchando por su felicidad? ¿la
renuncia a la lucha de la misma como en su día hizo su padre? O tal vez (y
prefiero quedarme con ésta), la espera
de la aparición de un nuevo personaje extraordinario que le ayude a
salir de esta nueva situación?
María José Serna Rodríguez.