Mª José Serna

Mª José Serna
Mª José Serna. Psicóloga Albatera. MVL 686 544 714 (Ilustración Alexandre Jansson)

miércoles, 24 de septiembre de 2014

ANÁLISIS SISTÉMICO DE LAS RELACIONES PERSONALES EN LA PELÍCULA DE BLANCANIEVES.

 BLANCANIEVES.

En la España de los años 20, el más grande de los toreros, Antonio Villalta y la más grande las folclóricas, Carmen de Triana, viven en la ciudad de Sevilla. Son una familia feliz que se irradia en la cara de sus personajes y con grandes planes de futuro. Durante la corrida el torero sufre una grave cogida y Carmen de Triana por la conmoción de la cogida rompe aguas y tiene a su hija Carmencita, muriendo en el parto.

Relación abuela- Carmencita:
Ante la ruptura de la estructura familiar de Carmencita por distintos hechos fortuitos en el mismo momento de su nacimiento, ésta pasa a tener una nueva familia reconstituida con su abuela materna. La relación entre la abuela y la nieta va más allá de la relación típica de abuelos-nietos, figuras cuidadoras y  transmisoras de valores, se convierte sin remedio en la figura principal, la que la cuida en sus necesidades materiales y emocionales. El papel de la abuela es fundamental en la vida de Carmencita, a través de esa relación la niña adquiere su propia identidad, la abuela la educa como la madre que nunca tuvo pero recordando que su madre tiene aunque sea de forma ausente un papel importante en su vida. Vivir estas experiencias junto a la persona  que más la quiere será siempre positiva, incluso siendo dolorosas,  mejorará su proceso de socialización.

Relación Carmencita-madrastra:
Lejos de querer usurpar la figura de una nueva madre, la relación entre  Carmencita y la perversa madrastra es una relación llena de celos por parte de esta mujer vanidosa y envidiosa, que la ve como una posible rival en belleza y en el amor que puede disputar frente a su marido, por ello la rechaza y la trata mal, con el fin de conseguir el poder en esta familia. En resumen, la malvada madrastra decidió que «muerto el perro, se acabó la rabia».
Aprendemos imitando, y dentro de este proceso de aprendizaje la comparación es un mecanismo sano para tener referencias externas de otras experiencias o de formas sociales novedosas o desconocidas y calibrar lo que estamos aprendiendo. Pero a veces la comparación puede ser autodestructiva porque impide el aceptarse a uno mismo. Comparándose uno no se siente ser lo que es, sino en referencia a los demás y tiene que ser “más que”, o se sentirá “menos que” por tener o no tener, por creer que se es o no se es.

Relación Carmencita-Antonio Villalta:
  Antonio rechaza mantener contacto alguno con la niña en el  mismo momento de su nacimiento. El dolor físico y emocional que sufre este hombre ante un acontecimiento dramático, la muerte de su mujer, hace que no quiera tener contacto con ella (esconde su cabeza como una avestruz), tal vez por culparla por la muerte de su amada o bien porque el mero hecho de verla día a día le recuerde de forma más intensa el dolor por la pérdida de su mujer, así que Antonio también aplica el refranero español: muerto el perro se acabó la rabia. Pero, como todo aquello que está sin solucionar busca un orden en la vida, la relación entre ellos vuelve a fluir cuando la chica regresa a su lado. Antonio parece perdonarse por haber renunciado al amor de su niña, recuperando el rol de padre aportando mucha felicidad. La niña, con una actitud positiva no pierde el tiempo en recriminar su ausencia durante toda su vida, sino que aprovecha la segunda oportunidad que le ofrece la vida en un intento de modificar su propio destino. Sellan una alianza que se generaliza a lo largo de la vida de la niña.

Relación Blancanieves con los enanitos:
La relación de la chica con el enanito más joven que suponemos que representa a mudito del cuento original, es muy fraternal por parte de ella. El chico está enamorado de ella pero de una forma platónica. El mayor de los hombre enanos, representado por gruñón, es un personaje como el del cuento que vive siempre de mal humor, a ella la ve como un extraño que puede hacer tambalear la relación que existe en esa pequeña familia compuesta por  7 miembros, que puede afectar a la consolidación del grupo, el caso es que es el único a quien no le hace gracia la presencia de la chica en el grupo. La pérdida de memoria es muy significativa, ante el dolor por la muerte de su padre y de forma también traumática hace que Carmencita olvide todo su pasado en un intento de protegerse de esa pena adquiriendo junto a su nueva familia una nueva identidad, la de Blancanieves. Son sus nuevos terapeutas de calle.

Podemos concluir la obra explicando la capacidad y el empeño de la niña en buscar la felicidad, primero durante su estancia con su abuela, luego recuperando la relación fraternal con su padre y más tarde aprovechando el encuentro fortuito con una pandilla de hombrecitos que ella acepta y se deja adoptar como un miembro más. El amor y la búsqueda de la felicidad son claves en la vida de esta chica, es capaz de generar recursos propios para salir fortalecida en situaciones complicadas. La clave está en tomarlas como un desafío que alecciona y estimula y no como una fatalidad del destino.
El cuento de Blancanieves de los hermanos Grimm es una narración que se corresponde con el mundo deseado, en el que sus personajes desdichados tienen que vagar para encontrar su suerte. La situación familiar que vive Blancanieves en el momento del cuento es muy cruda y es precisamente la imposibilidad de soportar esa hostilidad familiar es la que obliga a romper con lo cotidiano y a lanzarse al mundo para librar su propia aventura. En esa aventura se relaciona con personajes extraordinarios, los 7 enanitos, que están a disposición del personaje bueno, y cuya ayuda desaparece cuando ya han cumplido su misión. Los cuentos transmiten que las luchas contra las dificultades de la vida son inevitables, es parte intrínseca de la vida humana; pero si no se huye, sino que se enfrenta a las privaciones inesperadas, se llega a dominar los obstáculos y a ser victorioso.

Cuando llegamos al final del cuento esta chica tan luchadora no despierta de su sueño, sigue enclaustrada en su urna de exposición, y derrama una lágrima cuando el enanito mudito la besa, pero ¿esa lágrima que representa?: ¿la tristeza de no poder seguir luchando por su felicidad? ¿la renuncia a la lucha de la misma como en su día hizo su padre? O tal vez (y prefiero quedarme con ésta), la espera  de la aparición de un nuevo personaje extraordinario que le ayude a salir de esta nueva situación?


María José Serna Rodríguez.

sábado, 20 de septiembre de 2014

INVENTAMOS NUESTROS PROPIOS FANTASMAS

Alejandro Jodorowsky: Inventamos nuestros propios fantasmas. Esta es una vieja historia japonesa (donde aparece un acto de psicomagia):
“Al agonizar, una esposa le dijo a su marido: ‘Quiero que seas fiel a mi recuerdo. Si te casas con otra, mi fantasma vendrá a molestarte!’ El juró ser fiel. Cuando ella murió, guardó luto. pero al cabo de un año se enamoró de otra mujer. El fantasma apareció para decirle: ‘¡Te vigilo! ¡Sé lo que dices, qué regalos le das y puedo repetir las palabras con que la cortejas! ¡Te prohibo que la sigas viendo!’ Sintiéndose así vigilado, el pobre hombre no podía hacer nada. Fue a consultar con un monje. El monje le dijo: ‘El fantasma dice que sabe todo lo que haces. Entonces, la próxima vez que aparezca, toma un puñado de arroz y pregúntale cuántos granos tienes en la mano. Si te responde exactamente, es un fantasma de verdad. Si no te responde, significa que tú lo has inventado’. Cuando apareció el fantasma, el hombre le preguntó cuántos granos de arroz tenía en el puño. ¡El fantasma se disolvió!”
Creemos vivir libres en el presente y sin embargo estamos condicionados, maniatados, inhibidos por recuerdos. Estos recuerdos, impresos en nuestro cerebro, se nos manifiestan en la vida bajo forma de fantasmas. Creemos ver la realidad cuando en verdad sólo vemos imágenes de nuestra memoria. ¡Hay que desafiar esos fantasmas! Ver qué es real y qué es producto de nuestro miedo a desobedecer prohibiciones. No podemos ser un adulto cabal si no abandonamos esos fantasmas infantiles. Estos espectros interiores nos dicen a cada momento: “¡La vida es peligrosa, cuidado, huye, no la enfrentes tal cual es, disfrázala!”. Y es así como la mayor parte de nosotros, por temor al mundo, lo transforma en ilusiones, con mentiras, drogas, actividades superficiales, conciencia dormida. El monje de la vieja historia nos dice: “En tu puño tienes un número preciso, objetivo, de granos de arroz: debes saber cuántos granos tienes”, es decir, venciendo tu subjetividad, debes saber cuál es la realidad objetiva, afrontarla, trabajar en lo que amas, amar lo que haces y construir una vida verdadera, sin temor a ser lo que en verdad eres. Para vivir en el “mundo”, como dijo el filósofo Bertrand Rusell, tienes que aceptar que es horrible, horrible, horrible… Aceptando lo “horrible” del mundo, puedes luchar en él, sin huirle, comenzando a convertirlo en el paraíso que debe ser todo presente real.

jueves, 18 de septiembre de 2014

PALABRA DE HONOR

Cuando Kevin Elliott murió en combate hace cinco años, víctima de una emboscada de los talibanes en Afganistán, su mejor amigo Barry Delaney sabía lo que tenía que hacer.
Se vistió con un ceñido vestido de color verde lima y con dos calcetines rosas hasta la rodilla. Delaney se sirvió una copa de vodka solo, y brindó por su mejor amigo con la que fue la bebida favorita de ambos. ¿Pero cuál era el motivo? Tenían un trato, y Delaney solo esta cumpliendo su parte.
Tres años antes de la muerte de Elliott, hicieron un pacto: si Elliot moría en combate, Delaney se pondría un vestido para su funeral, y cuanto más chillón mejor.
El fallecido Elliott le había dicho confidentemente a Delaney que pensaba que nunca volvería de Afganistán. Le habló de las innumerables trampas explosivas y del enemigo, que parecía hacerse más fuerte cada semana.
El pacto había sido idea de Elliott después de que se le informara de que su unidad había sido destinada a Afganistán, contándolo para animarse a si mismo con algo de humor negro. Ambos bromearon sobre su funeral, y acordaron que el vestido debía ser tan brillante como fuera posible.
Durante el funeral de Elliott, nadie dijo una palabra acerca de la vestimenta inusual de Delaney.
Delaney dijo a la prensa:
“Había algunas cejas levantadas, algunas miradas, pero todo el mundo era consciente de la promesa que había hecho Kevin.”

 Delaney hizo todo lo posible para rehacerse, pero cuando se inclinó para preguntar Elliott si le gustaba el color del vestido, se desplomó, asumiendo que su mejor amigo no volvería a contestarle nunca.
Esta conmovedora historia nos recuerda que los verdaderos buenos amigos – los que harían cualquier cosa por su mejor amigo, no importa el qué ni lo embarazoso – son difíciles de conseguir, y valen su peso en oro.
Fuente: The guardian UK via 22 words

viernes, 12 de septiembre de 2014


 NIÑOS TIRANOS, EL SÍNDROME DEL EMPERADOR.

¿Vuestro hijo impone su ley en casa? ¿Imposible decirle que no sin que estalle en un ataque de ira? ¿Sus llantos y rabietas agotan vuestra paciencia? Puede que esté sufriendo el Síndrome del Emperador, un fenómeno cada vez más frecuente en el que se invierten los papeles: los hijos dominan a los padres.
Desde hace no mucho más de una década comenzaron a surgir en diferentes ciudades del mundo, niños que se erigieron como los jefes indiscutidos de la familia. Son quienes eligen qué se come, dónde se vacaciones, qué canal de televisión se ve, horarios para dormir y demás actividades de la familia. Amenazan, pegan, agreden psicológicamente a sus padres y parecen no haber desarrollado la empatía –habilidad para saber qué siente el otro- ni suelen experimentar las emociones morales como la compasión, amor o culpa.
Se trata de un fenómeno llamado “Síndrome del Emperador” donde los niños hacen de sus caprichos ley, y quien no obedezca, paga las consecuencias de sus agresiones y  tortuosos berrinches. Es un tipo de violencia ejercida de los hijos hacia los padres, donde los niños aprenden a controlar a los adultos, logrando que obedezcan y cumplan sus exigencias. Estos niños tiranos son también llamados “pequeños dictadores” dado el poder que adquieren en el seno familiar. Estos niños son fáciles de reconocer pues se caracterizan por ser egocéntricos y poseer muy baja tolerancia a la frustración que no pasa inadvertida. No parecen haber aprendido a auto-controlarse o auto-regular sus emociones.
Padres dudosos les enseñan a sus hijos –erróneamente- que todos los límites son negociables, permitiéndoles “pulsear” en todo, mediante berrinches, agresiones físicas o la infalible artillería pesada de estos pequeños tiranos: declarar a viva voz que sus padres NO son buenos padres o amenazarlos con dejar de amarlos. Como si fuese poco, colapsa el sistema educativo, pues estos padres que cedieron toda autoridad, no pueden ser el aval de la autoridad del maestro –como siempre lo fueron- dejándolos desamparados en la tarea de enseñar y educar –lo que implica poner límites-. Más aun, recriminándoles cuando les enseñan a los pequeños alumnos lo que no deben hacer.
Con todo, cuando estos niños alcanzan la adolescencia, consideran descabellado obedecer a sus padres, maestros o respetar adultos mayores y lógico que les obedezcan a ellos. Así  llegan hasta a agredir físicamente a sus padres. En efecto son numerosas las denuncias en comisarías por agresiones de hijos a padres. Las estadísticas demuestran que son las madres las principales víctimas de este síndrome y que el mismo pulula mayoritariamente en familias uniparentales.
Tanto desde la ingeniería como desde la psicología sabemos bien que el secreto está en invertir en buenos cimientos. Para tener niños, adolescentes y adultos sanos, debemos comenzar justo ahí, cuando todo comienza, en la primera infancia. Aunque pueda parecer difícil, es más simple y “económico” comenzar poniendo límites firmes, darles amor, permitirles que tengan frustraciones para que aprendan a tolerarlas, enseñarles a comprometerse y esforzarse en pos de sus metas. Los beneficios de los esfuerzos invertidos en esta etapa se cosecharán más tarde en la vida.
Los padres de hoy tienen mucho miedo a que los sus hijos les digan que son malos padres. Porque ellos mismos recriminaron a sus padres que no fueron buenos padres o que fueron muy malos con ellos. De ese modo, esclavos de sus palabras, hay algo que no se pueden permitir, y es justamente ser tildados de malos padres, pues estará la voz de la conciencia o de sus propios padres diciéndoles: “ tu tampoco eres un buen padre / madre”. Es como una especie de pacto inconsciente hecho con ellos mismos.
(Fundación Educación Emocional)

martes, 2 de septiembre de 2014

HINCHAZÓN: Relación emocional

HINCHAZÓN: Relación emocional

La hinchazón y el abotargamiento proceden del hecho que mis riñones no funcionan bien. Limitación es la palabra clave. Retengo todo lo que quiero para mí porque me siento bloqueado, limitado. Incluso mi mecanismo de pensamientos está “fijado”. Tomo tanto en consideración los sentimientos de los demás que hago abstracción de los míos. Tengo miedo de expresar lo que siento. Me siento sin poder y vivo melancolía, tristeza y un gran cansancio. Pienso que estoy destinado a fracasar, lo cual me impide ir hacia delante. Desarrollé un complejo de inferioridad y tengo mucho miedo. Puedo tener el sentimiento que la vida es muy injusta, viviendo un gran vacío interior y mucha melancolía. No puedo actuar para mí, demuestro pues mucha autoridad hacía los demás e intento tomar decisiones por ellos. Ya que escondo a todo el mundo lo que me molesta; tomo consciencia que me es urgente expresar mis necesidades. Acepto aprender a comunicar mis necesidades y comprendo que es posible hacerlo sin que la otra persona se sienta atacada. Autorizándome a ser yo – mismo, recupero la alegría de vivir y en consecuencia, un renuevo de energía. Mi comprensión hacia los demás se hace más grande porque me expreso y me comprendo mejor yo – mismo.

Las hinchazones de vientre se deben a una hinchazón de aire o de agua al nivel del estómago y de la barriga. Se vinculan a una frustración afectiva, al sentimiento de estar insatisfecho en el plano afectivo. Digo sentimiento porque es una creación de mi mental, la impresión cerebral que mi estómago siempre quiere más, que quiero aún más atención y afecto. No consigo realmente ver lo que la vida me da que sea tan bien. Verifico sinceramente en qué punto estoy realmente colmado afectivamente. Siempre es cuestión de percepción interior. Ahora estoy consciente que la vida me da exactamente lo que necesito en el momento presente. Acepto “ser” una persona sonriente, vivir y ver los lados bellos de la vida y quedarme abierto…
(Barcelonalternativa)



AUTOCOMPASIÓN


Autocompasión implica ser cálido y comprensivo hacia nosotros mismos cuando sufrimos, nos rechazan o nos sentimos inadecuados, en lugar de ignorar nuestro dolor o flagelarnos con la autocrítica. 

Cuando hay autocompasión reconocemos que el ser humano es imperfecto y así, con todos nuestros defectos, va a ser inevitable experimentar dificultades en la vida va, por lo que hemos de tender a ser amables con nosotros mismos cuando nos enfrentemos a experiencias dolorosas, en lugar de enojarnos cuando la vida no está a la altura de los ideales establecidos

La gente no siempre puede ser o conseguir exactamente lo que quiere. Cuando esta realidad se niega o se lucha en su contra, el sufrimiento aumenta en forma de estrés a través de la frustración y la autocrítica. 

Cuando esa realidad vital es aceptada con simpatía y amabilidad, se experimenta una mayor ecuanimidad emocional.